AGUA MINERAL EGERIA EFERVESCENTE NATURAL VIDRIO 20x500ML

Considerado sagrado desde la antigüedad, el manantial de Egeria se encuentra en una de las zonas más evocadoras de la campiña romana, el Valle de Caffarella. Conocido también como Fonte delle Camene o Fonte dell’Acqua Santa, el manantial permaneció oculto durante muchos años dentro de una gruta, protegido por las vecinas Arboledas Sagradas.

La fuente de agua de Egeria se alimenta de la cuenca de agua de Castelli Romani. En su camino hacia la fuente, el agua discurre por un subsuelo de origen volcánico. De este modo, se enriquece con las sales minerales y la efervescencia que hacen que el agua sea única, mientras que capas de arcilla y basalto la protegen de las inclemencias del tiempo y de los agentes externos, conservando intactas todas sus características.

Clasificada como “agua mineral media”, presenta un equilibrio ideal de sales minerales esenciales para mantener un cuerpo sano: calcio para los huesos y la actividad muscular, magnesio para combatir la fatiga, la irritabilidad y la pérdida de tono, potasio para las células musculares y el sistema nervioso, y flúor para el esmalte dental.

Excelente para los deportistas, para los que se preocupan por el bienestar y para los que llevan un estilo de vida activo, Egeria favorece la rehidratación y la reintegración de las sales minerales. ¡La pureza, la digestibilidad y el sabor único la convierten en el agua ideal para beber en cualquier momento del día!

Protectora del parto y de la fertilidad, la sabia y bella Egeria era venerada junto a las Camenae, diosas del agua de manantial.
Se cuenta que Numa Pompilio, el segundo rey de Roma, se había enamorado en secreto de ella y acudía todas las noches a las Arboledas Sagradas para encontrarse con ella. Gracias a la guía espiritual de Egeria y sus ritos adivinatorios, el rey pudo mantener a su pueblo fuera de la guerra, promulgar leyes justas e implementar la reforma política y religiosa de la Roma temprana. A la muerte de su amado, la ninfa, en su dolor, se deshizo en lágrimas. Compadeciéndose de su llanto desconsolado, la diosa Diana la transformó en un manantial. La fuente se convirtió entonces en un lugar de culto sagrado para los romanos durante muchos siglos a partir de entonces.